Por: Pedro De Mendonca
“El matrimonio es como un saco naranjas, que están cortadas por la mitad. Todas parecieran ser media naranja de cualquier otra, pero lo son sólo de una. Hay que encontrarla”, ilustra la señora Yenny Gispert, de 72 años, quien en el 2001, cuál naranja, encontró a su otra mitad por internet.
En su casa ubicada en San Antonio de Los Altos, narra que conoció a su amado en el site grupovenus.com, en el cual le pidieron su hora de nacimiento, para enviarle una “carta natal”. Confiesa que inventó uno de los requisitos del formulario, que es su hora de su nacimiento, porque no se la sabe.
Enseguida, le enviaron una lista de 20 hombres compatibles con sus características. Le escribió sólo a uno, al señor Hítalo (80 años), el cual le respondió y le propuso una cita. “Cuando lo vi por primera vez, dije que con él no iba a ninguna parte, pero después de entablar comunicación seria, todo se dio, como magia”, relata con ojos brillantes.
Después de varias salidas a conversar y a caminar, contrajeron nupcias en el 2005 y hoy comparten una historia con un final feliz. La señora Gispert dice que el haberlo encontrado la tranquiliza, porque ya tiene todo lo que necesita: “paz y una persona con la cual compartir mis últimos años de vida”.
Sin embargo, no todos corren con la misma suerte que esta tortolita, pues, en muchos casos, la gente se topa con falsas identidades en la web. Según la comunicadora social Mariana Bacalao, quien estudia temas relativos a las interacciones sociales, situaciones como las de la señora Yenny “son muy pequeñas”.
A juicio de la también profesora de la Escuela de Comunicación Social de la UCV, la mayoría de las relaciones que comienzan virtualmente no llegan a lo físico, a lo personal. Y si lo hacen, tienen altas probabilidades de fracasar, ya que la gente tiende a describirse falsamente o, en otros casos, a exagerar sus cualidades reales.
“Mentirillas blancas”. Así como la septuagenaria Gispert inventó su hora de nacimiento, hay muchos otros casos en los que las personas suelen decir lo que consideran mentiras inocentes. Tal es la historia de Virginia Guzmán (San Juan de Los Morros) de 26 años, quien en 2002 consiguió a su hoy esposo y padre de sus dos hijas, a través de Latinchat.
Virginia le dijo en aquel momento a su amado Emerson que tenía 26 años, cuando sólo tenía 17. Dice que mintió porque él era mayor de edad y no quería “salir rebotada”. Intercambiaron números telefónicos y por ahí comenzó su amor, que paró en matrimonio después de 2 años de salidas y aventuras.
Sin embargo, se han realizado muchísimas denuncias a identidades completamente falsas en la web. A tal respecto, Carlos Colina, sociólogo e investigador del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO), sostiene que las personas que se crean identidades falsas en la web “forman parte de una minoría patológica”.
La gente tiene control de la información que “guinda” en la web y, por ende, manipula la manera en cómo sus interlocutores pueden verlo. En ese sentido, Claudia Carrillo, psicóloga clínico, expone que en las relaciones virtuales “eso a la gente le gusta muchísimo”. Añade que esta es la causa por la cual la demanda de estos sitios virtuales va en crecimiento acelerado.
Falsas expectativas. En una edición de la revista universitaria UNAM, de México, la profesora de psicología Georgina Martínez asevera que toda relación amorosa tiene una dosis de autoengaño. “Pero cuando se trata de aquel por internet, puede ser aún mayor, porque al no tener a la persona de frente (…) le damos más peso no a quien está del otro lado (…) sino a lo que queremos creer”.
En relación a ello, Carrillo expone que esas personas que crean perfiles falsos en la web, lo hacen con la finalidad de ser aceptados, ya que, “muy probablemente”, son rechazados en sus relaciones personales. “La web les da la posibilidad de reinventarse y esconder estos aspectos de su personalidad que otros rechazan”, agrega.
Y es que hay que estar alerta sobre lo que se consigue en redes sociales, salas de chat u otras con fines de intercambio de información. No siempre se encuentra lo que se quiere. La mayoría de las personas que se conocen por la web lo hacen para entablar relaciones ocasionales o sólo para quedarse en la fase virtual (lo que se conoce como flirteo), como afirman los especialistas.
Relaciones posmodernistas. En su texto La Era del Vacío, Gilles Lipovetsky expone que la sociedad actual será cada vez más virtual y que cada quien andará cada vez más por su lado, sin creer en nadie y, en muchas ocasiones, sin saber, ni siquiera, qué es lo que quieren para sus vidas.
Pero puede decirse que tal aseveración forma parte de mitos, que siempre han surgido cada vez que nacen nuevas tecnologías. “Lo que hay es un reacomodo del sistema de medios: nuevos usos y nuevas formas de relacionarse y de vincularse”, expresa el sociólogo Carlos Colina.
En el caso de Venezuela, Mariana Bacalao expresa que no puede hablarse del amor virtual como un fenómeno a gran escala, ya que, a su juicio, ese fenómeno es más notorio en las sociedades desarrolladas, “donde son más fríos, más distantes”.
Es innegable que el internet, tal como lo señalan los expertos, ha dado un vuelco total a las relaciones de las personas. Por ello, ante estas nuevas plataformas tecnológicas, es necesario que la ciudadanía sea consciente al relacionarse con desconocidos a través de la web.
En internet no todo es como lo pintan. Debe evitarse compartir información personal delicada, ya que, además, hay que considerar que muchas organizaciones delictivas operan a través de la web para hacer de las suyas. Muchos son los casos de personas que han terminado robadas o secuestradas por acordar citas personales con estos desconocidos.
Por último, es vital considerar que no todos buscan relaciones serias en la web. Hay que tener ello siempre presente, para evitar sufrir emocionalmente, ya que, como explica la psicóloga Carrillo, las diferencias en las expectativas de los integrantes de una pareja virtual, pueden llevar a no concretar un encuentro “y (eso) puede causar experiencias muy dolorosas”.