mayo 15, 2011

Ser madre: un ejercicio primordial

         Por: Daniela Febles 

         5:30 am “¡Diana, Mariela, Marcos párenseeee!”… A esta hora suena el despertador de en la casa de la familia Díaz Martínez, donde Mercedes, madre de dos niñas y un varoncito, se levanta de la cama, se lava la cara y se cepilla los dientes, vuela a la cocina a montar el desayuno, se cerciora de que los niños se estén levantando y regresa al baño para ducharse. Mientras se arregla, habla con su esposo Jesús sobre los servicios que hay que pagar y lo que hará cada uno el resto del día. Vuelve a la cocina, sirve la mesa y espera que todos desayunen y se vayan a sus escuelas y trabajo, para ella descansar treinta minutos antes de las 8am e irse a su trabajo que le queda cerca.
            12:00 pm y sólo dos horas ir a su casa, preparar el almuerzo, ver la novela y, si queda tiempo, descansar antes de continuar con su jornada laboral. Una exquisita pasta con carne molida, algo rápido y nutritivo para ella y los niños. A veces, guarda un poco para su esposo y su hija Mariela, quiénes “llegan en la noche y a veces les provoca comerse lo que preparé en el almuerzo”. A la 1pm ya está todo preparado y, Mercedes se sienta en el sofá a ver la novela. Cuando quedan quince minutos para las dos de la tarde, hora en que la magnífica mujer debe entrar a su trabajo, le pide a Marcos (su hijo menor) que le grabe los quince minutos restante “que yo los veo cuando llegue”.
            5:30pm. Mercedes sale de su trabajo y ya está pensando en la cena, lo que hace falta en la casa y la comida del día siguiente. Llega a su casa, se baña, se y coloca su pijama más cómoda, mientras es sorprendida por Marcos que le prepara su cafecito de las tardes. Se dispone a hacer la cena y luego recibe con una gran sonrisa y Jesús, Diana y Mariela que llegan de sus respectivas labores. Si tiene alguna ropa sucia, la mete en la lavadora y, mientras ve la novela de las ocho está pendiente de que no le falte nada por hacer. Cuando son las 9:00pm dice: me voy a acostar mis niños, buenas noches, Dios los bendiga. El último en acostarse que le pase llave a las rejas y cierre las ventanas.
            Ama de casa, oficinista y madre. Un desempeño bastante complicado, que Mercedes asume con todo gusto. Mujeres como ella hay millones. Gracias a ellas, existen miles de personas maravillosas. Por ello, en el día de las madres debemos quererlas, consentirlas y mimarlas mucho más de lo que podemos hacer en un día común. Porque es mujer y merece respeto, brindémosle un día de alegría, sorpresas y emociones.
¡¡Felicidades a todas!!

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